domingo, 2 de diciembre de 2012

LOS SUEÑOS ROTOS DEL FLACO


La estrepitosa y lamentable derrota del València ante la Real Sociedad, por un escandaloso 2-5, precipitó lo que algunos avecinábamos como un hecho bastante probable antes del final de la primera vuelta. Mauricio Pellegrino, después de su desafortunada y complicada rueda de prensa, conoció la noticia de su fulminante despido en la posterior comparecencia oficial del presidente de la entidad, Manuel Llorente. Tras casi cuatro meses de competición, el nuevo proyecto encabezado por el Flaco se iba al traste, en la noche en la que Mestalla clamó contra el presidente y contra los jugadores. Curiosamente, el único que no recibió ninguna crítica fue el que acabó siendo cesado, el entrenador.

Situado en Liga a cuatro puntos de la zona europea, clasificado para los octavos de final de la Champions y también para los octavos de la Copa del Rey. Esta es la situación en la que deja Pellegrino al equipo valencianista. Ningún drama. Recuerdo que Quique Sánchez Flores fue destituido en una situación similar, y con la llegada de Koeman el equipo casi desciende de categoría. Se trata de una situación que no sería tan grave si no estuviéramos hablando del València. Por todos es conocida la fama de la afición che, a la que se le atribuye una alta exigencia que muchas veces es incomprendida. Y es que no hay que olvidar que esta misma afición ya pitó en su momento a técnicos como Héctor Cúper o Rafa Benítez, y no quiere ver ni en pintura al último entrenador que logró un título, Ronald Koeman. Este último sentimiento, yo también lo comparto.  

El Flaco ha pagado los platos rotos en una de las pocas veces en las que Mestalla no ha pedido la cabeza del entrenador. Y Pellegrino ya lo dijo en su día, "los jugadores siempre están por encima del entrenador". Para tratar estos temas, es muy recurrente aquel tópico del fútbol que dice que es más fácil echar a un entrenador que a veinte jugadores. 

Mauricio Pellegrino llegó con toda la ilusión para iniciar un nuevo proyecto en la que un día fue su casa en su etapa como futbolista, coincidiendo con los años más gloriosos del valencianismo. Era la gran apuesta de Manuel Llorente y sería una temeridad pensar que esta decisión no ha sido dolorosa para el máximo mandatario valencianista. Llorente no ha aguantado la presión y no ha tenido la personalidad suficiente para seguir dando confianza al técnico argentino. Los gritos de "Llorente dimisión" encendieron los ánimos del presidente y este "calentón" acabó con los sueños del Flaco. Antes, y todo hay que decirlo, el argentino no estuvo acertado en sus declaraciones, disparando contra la actitud de la grada de Mestalla. Grave error de Pellegrino.