miércoles, 27 de febrero de 2013

LAS MISERIAS DEL DEPORTE REY

Los jugadores del València CF mostraron su apoyo a Héctor en La Romareda
Entre clásicos de Copa, duelos de Champions y demás partidos de liga, un trágico suceso ha marcado la actualidad futbolística en los últimos días. Por desgracia, no ha tenido la repercusión mediática que debiera. Hablo del caso del joven árbitro valenciano Héctor Giner, agredido salvajemente por un "jugador" de uno de los equipos amateur de la localidad de Mislata. El agresor golpeó de manera desproporcionada al colegiado, de tan sólo 17 años, al considerar inapropiada una de sus decisiones durante el partido. Para más inri, este energúmeno pertenecía al cuerpo de la Policía Nacional. 

Algo está fallando. No es el primer caso de violencia en un terreno de juego, ya sea hacia un árbitro, un futbolista e incluso algún aficionado. Sucesos como los del joven Héctor deben hacernos recapacitar si el camino a seguir es el correcto. En una semana en la que el Barça ha roto una de sus normas institucionales, de esas que solo se cumplen cuando las cosas van bien y se rompen fácilmente, la de "no hablar de los árbitros", yo vuelvo a recordar el legado que dejó mi admirado Pep Guardiola. El técnico de Santpedor, siendo el representante de uno de los clubes más importantes de la historia del fútbol, mostró la actitud correcta y el espejo donde todos los formadores de personas y futbolistas (siempre primero la palabra "persona") y los propios jugadores y aficionados deberíamos mirarnos. El respeto hacia el rival y el árbitro es algo complicado de aceptar y mantener pero se trata de un valor que, perdiéndolo, acaba significando el inicio de un rumbo hacia la perdición, hacia el fracaso del trabajo en que muchos han intentado dotar de sensatez a este bello deporte. Que el joven Héctor Giner haya afirmado haber perdido todas las ganas de seguir arbitrando, algo que le apasionaba, por culpa de un salvaje, es algo que a mi, personalmente, me horroriza. Reflexionemos.     

Es cierto que la Comunidad Valenciana se hecho eco de esta noticia y que el València y el Levante, los dos clubes principales de la ciudad, han mostrado su apoyo al joven árbitro, pero considero insuficiente la repercusión a nivel estatal. Que el caso de Héctor Giner no haya tenido tanto interés mediático como las cifras récord de Messi o las nuevas botas de Cristiano no ayudará demasiado a erradicar esta lamentable práctica que, miserablemente, es cada vez más común. Que nuestros deportistas más jóvenes aprendan los valores correctos y rechacen estos actos es trabajo nuestro, de todos. Hechos como el de este chico no pueden volver a suceder.