martes, 24 de junio de 2014

EL NIÑO QUE QUERÍA VER A SERGIO RAMOS


Con un plantón a un centenar de seguidores de la Selección tras su llegada al aeropuerto. De esta bochornosa manera, la Roja ha puesto el punto final al Mundial de Brasil, cerrando la Temporada 2013/2014. Niños con pancartas, padres ilusionados con ver felices a su hijos y demás aficionados que querían agradecer a los futbolistas de España los últimos años gloriosos se han dado cita hoy en el aeropuerto de Barajas. Su decepción ha sido mayúscula al comprobar como la Federación (quiero pensar que no ha sido decisión de los jugadores) ha hecho salir a los futbolistas por otra puerta, para evitar a dichos seguidores. Patético, lamentable, acorde con la actuación de la Selección en esta cita mundialista. 

Es lo que faltaba, la gota que colma el vaso. ¿De verdad nadie ha puesto cordura a esta decisión? ¿Nadie ha intentado cambiar los planes para agradecer el apoyo y el cariño de una afición que ha estado esperando la llegado de un equipo que ha hecho un auténtico ridículo? Ni el marqués, ni el capitán, ni nadie. Todos han callado y se han ido de vacaciones por la puerta de atrás, de la misma manera que se han marchado de Brasil. Es el último episodio para olvidar, y ya van muchos en pocas semanas. Seguramente, de haberse obtenido resultados positivos, todos los sucesos que han afectado a la Selección no hubieran salido a la luz, o ni siquiera se hubieran producido. Pero cuando pintan bastos, las actitudes y los gestos cambian. ¿Qué decir de la amenaza barriobajera de Jordi Alba al periodista Javier Matallanas? Supongo que si sigue Del Bosque como seleccionador, obrará de la misma manera que hizo con Arbeloa y le dejará fuera de las próximas convocatorias por no tener una actitud correcta. El jugador barcelonista, junto al habitual Sergio Busquets, ha tenido poca categoría. Pero es que ha habido mucho más: la lamentable caza de brujas contra Xabi Alonso por decir lo que pensaba (o la verdad), la mala actitud de Cesc Fàbregas, la imagen de deterioro que ha dado Xavi Herández, que no merecía marcharse así del combinado nacional, o el poco liderazgo que ha vuelto a tener Íker Casillas, quien para mi queda en evidencia como capitán, una vez más. Todo esto sin hablar de lo puramente futbolístico, apartado en el que Vicente Del Bosque ha quedado retratado y superado. Lo peor, en mi opinión, el trato recibido a David Villa durante todo el Mundial, pero en especial en el último partido, con una sustitución que nadie pudo entender y que provocó el desmoronamiento del asturiano. Se va un gran delantero que ha sido poco valorado siempre, por un entorno que ha preferido a otros nombres.    

Pero se acabó. Se abrirá una nueva etapa y, tranquilidad, porque hay material, como dije en mi anterior publicación. Deulofeu, Isco, Thiago, Bartra, Alcácer, Bernat... Lo que viene tiene el potencial suficiente como para hacernos soñar, nuevamente, con otra Selección gloriosa y campeona. Pero hacen falta esos cambios que muchos reclamamos. En especial, y más allá de lo puramente deportivo, no pueden volver a suceder este tipo de desplantes a la afición. He visto imágenes. Un niño, de unos 11 o 12 años, expresaba para La Sexta que venía a "dar ánimos a la Selección y a ver a Sergio Ramos". Ese mismo chico, horas después, se lamentaba: "he venido a verlos, pero ya se han ido". Sí, se fueron por la puerta de atrás, pero no pasa nada, porque nos han dado mucho. Eso les da licencia para romper ilusiones como las de este joven seguidor. Un detalle, después de todo, no hubiera estado nada mal.