viernes, 2 de mayo de 2014

TORNAREM

Paco Alcácer, presente del València, levantando a un desconsolado Fede Cartabia, futuro del club.

Día gris para el valencianismo, el de ayer, el de hoy, y seguramente el de mañana. Tomar conciencia de lo que ocurrió ayer en Mestalla resulta muy duro. El València creyó en la remontada y, empujado por su enorme afición, esa a la que tantos ignorantes critican, logró rozar al milagro por momentos, en una nueva "nit màgica" de los hombres de Juan Antonio Pizzi. Todo se desmoronó a falta de un minuto para el final, con el gol de M'bia, que desató la locura en el sevillismo y también en Unai Emery, la persona que menos ha contribuido a que el Sevilla esté en la final y que faltó al respeto, una vez más, a los que fueron sus seguidores durante cuatro largos años. Fue un desenlace terrible, muy amargo, una de las peores experiencias que recuerdo como valencianista.

Es complicado encontrar consuelo ahora, porque el València hizo lo más complicado, colocarse con un 3-0 para perderlo todo en el tiempo de descuento. Con el cabezazo de M'bia, finalizó una temporada muy complicada por Mestalla. Un mal papel en la Liga, una discreta actuación en la Copa, un eterno proceso de venta del club que aún sigue, la destitución de Djukic y ahora esto, el adiós tan injusto en esta Europa League que, insisto, ha quedado retratada. No se que pasará en la final, pero si el Sevilla la gana obtendrá un título mediante trampas y escandalosos "errores" arbitrales. Estamos hablando, como dije la semana pasada, de una competición adulterada y dirigida, en la que se han colocado árbitros que han saltado al campo con claras consignas para favorecer a algunos. Un posible título de los sevillistas no tendría ningún tipo de valor. Se demostró ayer, con un perfecto arbitraje, que la eliminatoria no debería haber tenido ningún otro color que el del València. Un València que ayer volvió ser muy grande y, aunque ahora no sirva de consuelo, es el claro anuncio de que lo mejor está por llegar. Quizá, esta dolorosa eliminación resulte ser necesaria para iniciar el cambio. Es el momento de empezar a hacer las cosas bien. Se debe cerrar un ciclo para iniciar un proyecto firme, a las órdenes de Juan Antonio Pizzi, que ha sabido imponer el carácter necesario en esta plantilla. Una plantilla que debe ser liderada por los Parejo, Alves, Keita, Alcácer, y Bernat, que deben ser los pilares fundamentales de la próxima temporada. Todos ellos, con la ayuda de un jovencísimo Fede Cartabia, que ayer lloró desconsolado sobre el césped de Mestalla (como podemos ver en la foto), al que el fútbol le dará grandes días de gloria, seguro. 

Pese a estar orgulloso de este València, está claro que son momentos duros. No sólo lloró Fede, lo hicieron unos cuantos miles de aficionados. Entre ellos, chavales de 12 años, una imagen que a mi me dolió mucho y que representaba el sentimiento valencianista que va por las venas de muchos, ya desde pequeños. Todos ellos deben saber que sí, que el València ha caído, pero lo ha hecho para levantarse con más fuerza que nunca. Ayer se vio a un equipo que cree en si mismo y que, con estabilidad, es capaz de todo. Que nadie dude que volveremos. Amunt València!